viernes, 27 de junio de 2014

BIO-EDIFICIO CON FACHADA DE ALGAS

       Las tecnologías energéticas renovables avanzan sin dejar de lado ningún recurso sostenible. Ahora son las algas las protagonistas de un sistema de fachada, capaz de dar sombra y generar energía al mismo tiempo. El primer bio-edificio con fachada de algas energéticas se llama BIQ.
 
                            
 
       La bio-piel inteligente del BIQ autocultiva microalgas en su fachada de cristal. Las plantas sirven para producir energía, regular la luminosidad del interior y proporcionar sombra. Este edificio ha llegado a la Exposición Internacional de la Construcción celebrada en 2013 en Hamburgo como un concepto de vivienda innovador, para dar pistas de lo que podría ser la vida urbana del futuro, una simbiosis de la última tecnología energética y medioambiental.   
 
          
 
 
        Los lados del edificio que se enfrentan al sol tienen una segunda capa. Dentro de esa cáscara se reproducen microalgas del tamaño de bacterias que abastecen la casa con la energía que precisa. Las algas se alimentan del continuo suministro de nutrientes líquidos y dióxido de carbono. Este les llega mediante un circuito separado de agua que también atraviesa la fachada. Con la ayuda de la luz solar, las algas pueden fotosintetizar y crecer. Esta fachada es la primera de su tipo en el mundo y hace uso de la última tecnología en energía y medio ambiente.
 
       Las algas prosperan y se multiplican en un ciclo regular hasta que están listas para su recolección. Entonces se retiran y se separan del resto de algas. A continuación se transfieren a la sala técnica del BIQ en forma de pasta espesa. En una planta exterior se fermentan y se genera biogás. Las algas son especialmente adecuadas para este sistema, ya que producen cinco veces más biomasa por hectárea que las plantas terrestres. Además, contienen numerosos aceites que se pueden utilizar para obtener energía.
 
 
 Sistema energético holístico
 
       El BIQ se basa en un concepto energético integral: toda la electricidad que utiliza la obtiene de fuentes renovables. Es capaz de generar energía a partir de la biomasa de algas recolectadas de su propia fachada. Dicha fachada absorbe la luz del sol que no utilizan las algas y la convierte en calor, como en una central térmica solar. Ese calor se utiliza directamente para calentar el agua y la calefacción. También puede almacenarse en el suelo mediante una sonda geotérmica -  agujeros a 80 metros de profundidad llenos de salmuera. Por tanto, este concepto de energía sostenible es capaz de crear un ciclo de energía solar térmica, energía geotérmica, una caldera de condensación, calor local y la captura de biomasa utilizando la fachada como bio-reactor.
 
 
       El novedoso edificio pone de manifiesto que las fachadas en el futuro serán multifuncionales, más allá de un revestimiento estético para proteger contra la lluvia y el frío. De hecho, desde fuera se puede observar cómo las algas descomponen el dióxido de carbono y lo procesan mediante la fotosíntesis. Esta forma de producción visual de energía renovable forma parte de la concepción arquitectónica del BIQ.
 
 
       El interior del edificio también se adapta a las necesidades de sus habitantes y las funciones de los diferentes espacios se pueden intercambiar. De esta manera, la vida cotidiana de cada residente determinará el aspecto final de la vivienda, en lo que a la distribución de la estructura  se refiere.
 

jueves, 12 de junio de 2014

AEROPUERTO BIOCLIMÁTICO

       La capital de Jordania cuenta desde el pasado año con un aeropuerto de diseño pasivo altamente eficiente. Inspirado en las tradiciones locales y basado en una estructura modular flexible, la construcción incorpora como elementos fundamentales de la composición el reflejo de la luz natural y las plantas que filtran la polución y preacondicionan el aire.  Foster+ Partners han sido los artífices de esta obra.
 

       El aeropuerto Queen Alia responde al clima de una de las ciudades habitadas más antiguas del mundo, donde las temperaturas en verano varían marcadamente entre el día y la noche. De ahí que el edificio se haya construido en gran parte con hormigón,  ya que la elevada masa térmica de este material permite un control ambiental pasivo.
 
       El dosel del techo se compone de una serie de cúpulas que se extienden para dar sombra a las fachadas y que se ramifican desde las columnas de apoyo, como las hojas de una palma del desierto. Las uniones de dichas columnas permiten que la luz inunde el vestíbulo en haces luminosos. Haciéndose eco de las venas de una hoja, un patrón geométrico basado en las formas tradicionales islámicas se aplica a cada plafón expuesto.

                       

       La terminal está completamente acristalada para permitir las vistas de los aviones y para contribuir a la orientación. Lamas horizontales sombrean las fachadas y protegen de la luz solar directa y del resplandor. La estructura de hormigón incorpora grava local que reduce los requisitos de mantenimiento y la energía incorporada a los materiales,  al tiempo que mantiene la armonía con los tonos naturales de la arena local. 
 
 
       Al final, el aeropuerto responde a la geometría y a la arquitectura local. Para lograrlo, Foster+ Partners han trabajado en unión con especialistas jordanos. El resultado es un edificio energéticamente eficiente que permite la expansión gradual y proporciona un símbolo dinámico al país. De hecho, se espera que el Queen Alia International Airport mantenga su posición predominante en la región, con un crecimiento anual del 6% hasta alcanzar una capacidad de 12 millones en 2030.